martes, 22 de enero de 2013

Uno de tantos procesos por continuar...


 

Presencié escenas sobre el teatro y el cine. A continuación bajo mi imaginación las diluía en la mente, las absorbía y en el aula, que a duras penas me podía permitir pagar. Las empleaba a mi manera de hacer, a mi persona. Como el niño tímido que está en clase y observa los comportamientos de sus compañeros, el entorno. Formando parte de grupos en que unos se le permiten o es más propicio para él, por la confianza o por estar en un entorno de juego en el que le sugiere confianza y se atreve a representar. A volar en su imaginario, trabajar su imaginario. Al igual que la persona que asiste a unas clases de clown y va recordando que tiene un arma a favor de la vida.

 

Con cierta progresión en el teatro te atreves a salir delante de más personas con un sentimiento de vergüenza que es el que dará su fruto a una manera de comportarte en el escenario. Ya que creo que en una actuación somos nosotros bajo unas circunstancias. Estas circunstancias es que estoy expuesto ante un público que no se puede obviar y menos en el clown. Es como ese mismo niño que da indicios ya en clase y se deja llevar por el juego, se atreve a jugar ya en clase. Sin olvidar su vergüenza, la desnudez que siente al comenzar en el juego y que nunca se ha de perder. Cuando el imaginaba, los otros ya se atrevían a transgredir con los demás. Paso que se ha de dar suavemente, sin forzar y en confianza. Pero que se ha de dar sin temor y sin cesar aprendiendo cada vez más de tu clown. Como de tu persona. Como de la comicidad de esta.

 

Más tarde algunos dan el paso de exhibirse. Su ego representa por ellos y no por las personas que has asimilado durante la vida, como los gestos o maneras de expresión. Ya que también creo que al igual que en el clown no se pueden obviar las experiencias vividas, tampoco se pueden obviar el transcurso de personas con las que has enfatizado o has tenido empatía. Ya como la cultura o la simple y agradable adquisición de pequeñas representaciones que van con el “Yo”, que van más acordes con tu persona. Como el simple hecho de parentescos emocionales o psíquicos de los “GRANDES” y no creerse uno de ellos hace que se vaya en una dirección u otra. Todos tenemos en la mente estos, que hacen que te enorgullezcas de sentir como ellos, no ser ellos.

Es la diferencia de querer dominar a un público exhibiéndose o querer agradar desde el “Yo”, exponiéndote. El niño que abusa de su confianza con un grupo creyéndolo saber todo o el que continúa el camino del aprendizaje en este.

 

Más tarde, como el niño que deja de serlo para entrar en la adolescencia ya se conocen otros ámbitos y se va improvisando  familiarizándote en estos, habiendo infinitas situaciones que vivir en escena. En los que las IDEAS surgen. Mediante la “IDEA” y la “IMPROVISACIÓN” se van probando gags y escenas. En los que si algún día se representan no dejaran de ser hechos como el primer día de ensayo, viviendo un presente alimentado de juegos y pequeñas sorpresas improvisadas con el público.