miércoles, 29 de enero de 2014


UN JUGUETE PARA DISTRAER

Me gusta hablar de suposiciones porque significa que ha habido un movimiento de neuronas. Algo en la cabeza ha hecho que funcione correctamente en su debido uso. Normalmente esto ocurre cuando alguien nos hace ver otras realidades como en un cuadro, en unos actores, en un escrito… Al contrario de lo que sucede a diario con determinados programas de televisión que lo único que hacen es quitarle todo su arte.

Ahora pongamos un ejemplo... En un rebaño de Ovejas blancas en el que el ganadero introduce una negra. Estas al principio miran a la oveja que no es de su condición con atención o con la extrañez que esta provoca. Esa oveja no es como ellas y poco a poco se van contagiando unas a otras en esa sensación de sentirse distintas ¿Será ella o yo la equivocada? Excluyéndola en vez de aceptarla.
En el transcurso de la anécdota lo que ocurre es que el ganadero va eliminando una a una a las ovejas a su antojo, sin darse cuenta estas y estando pendientes nada más de que hay una distinta, sin otra preocupación o sin tener otra cosa de que ocuparse en su corta vida.

Esto se puede llevar a muchos terrenos pero uno pensando mal podría ser que la oveja negra es la conducta equivocada o porque no el arte que cada vez queda más lejos. La oveja blanca seria el camino que se espera, lo común hoy en día y que lleva a una agonía consentida.

Otro caso similar es el payaso cara blanca (madurez) sobre el payaso augusto (infancia). Si gana cara blanca, si no deja salirse con su rebeldía al que se arriesga o al que intenta transgredir  la escena hará creer que cuando actuamos de esa determinada manera no se puede salir bien parado o cumplir las expectativas que más anhelamos, los momentos en que dejamos volar la imaginación haciéndonos más libres y que nos mostramos como somos realmente.

Son solo suposiciones.