lunes, 30 de abril de 2018

Perderse en tiempos de guerra

En el circo, ya sea por la complejidad de los ejercicios o por el nivel físico de estos, nos da la sensación de que perdemos el personaje o no lo defendemos al 100%, quedando éste como en medias tintas. Uno se da cuenta de que el personaje se perdió en medio de la obra con la urgencia y angustia de recuperarlo a toda costa.
Es por ello que yo intento salir ya a escena con esta mentalidad impuesta. Asegurarme que soy él y salir concentrado y seguro.
Si ésto me pasa durante la obra, hago un acercamiento en algún momento oportuno hacia él. Un posible comentario del que tengo por seguro que haría éste personaje. Exagerar su tono de voz o movimientos en algún momento que dé pie a ellos.
Esto, claro está, no sirve de nada si no lo he trabajado lo suficiente. Si no lo he interiorizado previamente y no he estudiado como se comportaría en diferentes situaciones.
El interactuar con un público puede dar a situaciones chocantes, que no se tenían previstas. Sobretodo hay que tener claro de que se quiere tratar bien al público. Te has de concienciar de que has sido tú el que ha querido ponerte delante de él y que sorprendentemente se te da muy bien eso de decir sí a todo.
Mentalizarte de que no son situaciones normales. Tú no estas en un bar y pides la opinión a todos los presentes sobre algo que has hecho. Por lo cual tampoco actúas de la misma manera.
Soluciones un poco de dibujo animado en que las formas y la fantasia las tienen muy valoradas.
Muchas veces se compara al clown con el mundo del dibujo animado, dónde todo es posible que ocurra. Dónde todo es posible que consiga el payaso. 
Y es cierto. Eso sí, con su ímpetu.  Claro está.