El payaso desea vivir las experiencias como el niño. Aunque no sea de una manera infantil, sino de una manera acorde con su edad.
Lo cierto es que envidia al pequeño por su entusiasmo con que se expone a todo lo que le ocurre.
El niño, con detalles así, admira a todas las personas que se le acercan tan noblemente. Por eso, en ocasiones, se atreve con todo. Se hace el valiente e imita muchas de las tonterías de las personas que le vienen a la mente y que le estimulan. Aunque niños y payasos, estén separados por una distancia tan prudencial como para no irrumpir en el espectáculo.
Esta simbiosis entre el niño y el clown debería ser muy carismática y envidiable para el resto de personas. En especial para todo tipo de artistas.
Los niños asimilan sorprendentemente el aprendizaje, pero a los adultos nos cuesta cada vez más. Quizás, por esa enorme madurez de la que estamos probeidos . Esa sobriedad que hace que nos cueste más admitir nuestros errores y aprender menos de lo esperado. Pero en realidad, estamos todos en constante proceso de aprendizaje.
Cierto es, que los más espabilados, el aprendizaje lo aprovechan más en su beneficio, y la información que reciben la aprecian como cualquier otra avenencia más que se les ofrece.
Pero todos… Absolutamente todos, aprendemos cosas en nuestro día a día. Aunque para algunos sea un trauma esta suerte y se resistan más que otras personas.
Queramos o no, somos como una red de información. Y en esta red vamos atrapando detalles y más detalles. Que si es con estima, el efecto que produce puede multiplicarse por diez mil o más.
Hasta el mayor de nuestros ídolos, si es humilde, comprende que sigue aprendiendo a medida que va viviendo. De manera natural e intuitiva innova y lo va aplicando a su técnica. A sus obras. Y como no, a su vida. Tan solo el ser engreído cree que ya está todo aprendido.
Por eso, no debemos achicarnos cuando critican nuestras obras, cuando nos critican. Tan solo es una oportunidad para seguir aprendiendo.
De seguir creciendo como personas o de cómo continuar empleandonos en este oficio. Hacer pensar un poco a los demás.
Analizar la crítica. De donde viene, con que intenciones va, como la puedo utilizar en mi beneficio y planteamientos similares pueden cambiar la visión que teníamos de lo que estábamos creando.
Y como decía un gran amigo mío…
“Continuar ejerciendo de lo que más me gusta en la vida. De peón. Sin parar de construir el camino que a medida que ando se va acabando”