España ha hecho mucho daño al ser espiritual y es que vivimos en un engaño por lo que se refiere a la religión, en su esencia por haberse posicionado la iglesia católica en un bando de la guerra civil y asociar católico al “facha” y al “rojo” como blasfemo.
Como también a una persona que hace el bien como conservadora y alelada. Pasada de moda… Y es que puede ser que tengamos el mal sobrevalorado. Da firmeza y levanta un falso ego tener una persona por debajo pero es mucho más valiente y es mi verdadero yo cuando camino a la vez.
Al
haberse refugiado la iglesia en la dictadura crea veneración en unos y odio en
otros, cosa que se ha de abstener si realmente trata al ciudadano como prójimo.
Que
se dejen también de crear más diferencias entre nosotros y tratarnos como
inferiores ya que ponen muchas palabras fuera de contexto y que no se han
pronunciado de sus profetas.
Que
siembren un camino sin pensar que ellos son los dioses que hacen normas y que
hay que venerar, sin creer que les pertenecemos ya que todos buscamos lo mismo:
el menor sufrimiento posible, la felicidad continua.
Y
ahora pronunciando este concepto “la felicidad continuada” de los monjes
budistas acabo con la similitud del artista que hace el bien y mima su
espectáculo para que guste. Que trata a su público como a una persona que ama.
Que procura que ría o llore, que sienta placer. Que deje sus problemas en la
entrada… Con su talento, sudor y creatividad para decir que ese, el camino de
proporcionar entre todos, ateos y creyentes, es el adecuado.