Mi amigo Micky
se veía extraño en aquella ciudad, con su nuevo origen y su nuevo trabajo.
Sabía perfectamente
que estaría sumergido a dos ciudades diferentes durante una temporada.
Personas de un lugar y de otro con las cuales tendría que convivir y llevarse bien.
En su ciudad
de origen, Carolina, la gente era muy distinta a las otras personas con las que
había tratado. Quizás, las circunstancias de aquellas personas hacía que
tuvieran un comportamiento un tanto peculiar.
Cuando
visitaba Dublin, se encontraba en medio
de una situación comprometida. En uno de sus dos océanos vestidos de metrópolis. Era extraño en dos lugares diferentes y
eso le preocupaba casi tanto como a los demás. Es más para algunos sería una irritación enarbolada.
Me parece que es una situación parecida al mal amor. En que se desea tener a una persona a toda costa sin saber muy bien por qué. Estas personas no entienden que sus seres queridos puedan tener una vida normal y los asfixian en contra de su voluntad. No permiten que su amigo o pareja sea realmente como es. Y eso, puede que no sea demasiado amor, tal y como yo lo veo. A mi amigo Micky le sucedía algo parecido y eso le afectaba. Yo le decía…
Me parece que es una situación parecida al mal amor. En que se desea tener a una persona a toda costa sin saber muy bien por qué. Estas personas no entienden que sus seres queridos puedan tener una vida normal y los asfixian en contra de su voluntad. No permiten que su amigo o pareja sea realmente como es. Y eso, puede que no sea demasiado amor, tal y como yo lo veo. A mi amigo Micky le sucedía algo parecido y eso le afectaba. Yo le decía…
-Micky, hay
experiencias que por extrañas que nos parezcan tenemos que vivirlas como cualquier otro suceso hasta llegar al próximo estado. Ce la vie...
Había
momentos en que las emociones de Micky se debilitaban ante el problema que se
había engendrado, pero la fortaleza que había demostrado para según qué cambios
salía a flote y de nuevo volvía a ser él, con su sentido del humor punzante y
su clara personalidad.
Pasó unos días en Dublin y comprobó que los habitantes de su nueva ciudad eran bastante parecidos a él, y eso, el saber que en el mundo hay más personas parecidas a ti te hace todavía más fuerte.
Saber que en Dublin se vivía de una manera muy parecida
a la suya le daba una paz tranquilizante.
Aunque no podía quitarse de la cabeza ese asunto desolador del cual estaban disgustados muchos de sus amigos. Algunos, como sabéis, no llevarían bien que Micky pretendiera a dos ciudades a la vez y que este anduviera por las calles de ellas como si nada.
En fin, la cosa se había gestado y tendrían que
superarlo con paciencia y la mente
abierta.
Micky lo daría todo contando con un buen aluvión de personas,
algún pequeño diablillo y los recuerdos de otros tantos familiares y amigos.
Esta nueva experiencia
transcurrida en dos terrenos tan distintos les uniría aún más para demostrarle
a Micky que hay una luz en el corazón de las personas, que a veces nos ciega y que
otras en cambio hay que fijarse mucho, pero que siempre nos ayuda y se junta
con nuestra propia luz. Que nunca se apaga y que siempre está presente.