Entre rejas
Un joven iba alocado por
la ciudad con sus enormes auriculares cantando como un poseso. Derribaba todo a
su paso: papeleras, diarios de los kioscos… Se entrometía entre los coches,
robaba tonterías en las tiendas… Los transeúntes atemorizados llamaron a la
policía y lo cercaron; él seguía cantando, bailando o saltando. Lo arrestaron,
pero él seguía preso.
El necesitado
En la puerta de un
centro comercial había un pobre indigente. De ese mismo lugar salía una chica y
detrás le seguía un joven. A la chica se le removieron las entrañas al ver al
anciano desfavorecido y de su compra le dio algunos alimentos. El joven al
verlo le dijo… -Dame algo a mi también ¿no? La chica se enfureció con el joven
de buen aspecto, pero este cambio su frase y dijo...–Dame
algo a mi también, aunque solo sea un poco de cariño-
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